martes, 19 de junio de 2012

Back to life, back to reality...

Este domingo, tras cinco semanas de trabajo intensivo y una de premio en una isla mediterránea pequeña pero grande, volví a la realidad. Necesité ver dos películas para enfrentarme a ella. He de decir que así tampoco lo conseguí. Una en el cine, Moonrise Kingdom, otra en la tele, V de Vendetta. Me parecieron las dos mejores opciones para sobrellevar el retorno a la no-vida que supone estar al tanto de la actualidad.

¿También os habéis percatado de que actualidad = macroeconomía? IBEX, prima de riesgo, rescate, capitalización... el vocabulario de la sección de Economía se ha hecho fuerte y es ya lo único que nutre los informativos y la prensa. Bueno no, también está la Eurocopa. Y lo de Dívar, el señor que saludó acartonado el otro día al príncipe Felipe sabiendo que era lo último que iba a hacer como presidente del Tribunal Supremo y el CGPJ. Eso, y dimitir este jueves, parece, aunque hace dos semanas dijera que ni loco. ¿Qué son veinte viajes de fin de semana a Marbella y otros doce por las Españas pagados entre todos? Nada. ¿15.000 euros distribuidos entre los contribuyentes? Monedillas de cobre comparado con el rescate a Bankia, otro tazón de aceite de ricino que nos hemos tenido que tragar. No voy a ahondar en esas aguas residuales porque no me veo con ánimo todavía. Deseo que perdure el efecto isleño en mí, a pesar del tiempo plomizamente escocés que nos mantiene jóvenes estos días en Bilbao. No tenemos nada que envidiar a las dependientas que atienden criogenizadas la charcutería junto a la sección de yogures del súper. Con jersey en verano, sí, pero de una tersura inaudita.

Volviendo a mis dos películas dominicales como vía para confrontar la realidad, os doy a elegir entre evasión y acción directa. Me doy cuenta de que hablo como si me escuchaseis, creo que estoy en un momento en que necesito interlocutor de pensamientos. Moonrise Kingdom es una fricada encantadora y divertida de Wes Anderson, un tipo ciertamente curioso que insiste en demostrarlo con su cine, su manera de rodar, los escenarios que elige y el carácter del que dota a sus personajes. Para no desvelar nada sólo avanzaré que Bill Murray y Frances McDormand aparecen como matrimonio. No me importaría nada ser su hija, huir de Europa y vivir un tiempo dentro de la idílica aventura que construyen los protagonistas. Supongo que para cuando volviera todo sería diferente. De entrada, Europa ya no existiría. Incluso no va a ser necesario que me escape y retorne para ver esto último.


En V de Vendetta el héroe protagonista, acompañado más adelante en su adhesión a la causa por Natalie Portman, clausura sus acciones progresivas contra el sistema totalitario que rige la vida de los británicos en un futuro cercano dinamitando literalmente el Parlamento de Londres en una sinfonía de fuegos artificiales y épica orquestal de Tchaikovsky. ¿Por qué? Porque considera que es un gesto que demuestra a su gobierno, presidido por un Gran Hermano orwelliano, que el pueblo no está sometido sin remisión, que es capaz de recuperar su fuerza, su poder legítimo y su voluntad de negarse a la imposición de unas condiciones de vida no ya alienantes, sino aniquiladoras. Control gubernamental de la información, utilización asumida de la propaganda, diseminación de la semilla del miedo como herramienta de control social... Inquietante, ¿no? El parecido con la realidad, digo. 

En fin. Mi chico tenía razón, tenía que haberme quedado en la isla. Lo que no sé es cuánto tiempo más... ¡Hola de nuevo! ;)