martes, 12 de abril de 2011

Dersu Uzala



Dersu muestra al Capitán lo importante que es el sol. Y la luna. Y el fuego, que grita y habla como una persona, y el agua, que está viva, y el viento. El fuego, el agua y el viento son tres personas poderosas para Dersu, y así se lo hace entender al Capitán. Es uno de los momentos más bellos que encierra esta película de Kurosawa. Un homenaje a la amistad pura, limpia y sin trampas, el más increíble que he visto hasta ahora en el cine. Una relación entre dos hombres que proceden de mundos completamente distintos, la supervivencia del cazador instintivo en la naturaleza sobrecogedora de la taiga rusa y el espíritu aventurero del militar honesto y buen jefe de su destacamento. Su amistad se va construyendo de pequeños consejos sabios, de mostrar el camino en silencio, de favores corrientes entre personas que trabajan y caminan juntas como son salvarse la vida uno al otro en condiciones extremas. Y también de despedidas y reencuentros felices. 

Cuando Dersu y el Capitán vuelven a verse tras cinco años sin saber nada uno del otro pero pensándose muy a menudo, como nos recuerda el Capitán en su diario, ríen como dos niños. No necesitan decirse nada. Y los chicos del destacamento, en torno a una hoguera en mitad de la noche, les dejan disfrutar a solas, en un aparte, de esa alegría fácil rodeándolos con una canción... 
"- Tú, mi águila de alas oscuras,
¿dónde has estado volando tanto tiempo?
- Estuve sobrevolando las montañas,
donde todo era silencio".

Si has llegado a esta secuencia y no lloras, es que estás muerto. Supongo que algo especial se le cruzaría también a Orlando Bloom cuando vio la escena nocturna, porque ese diálogo de haiku es el que lleva tatuado  en sus brazos, la pregunta en uno, la respuesta en el otro. No quiso explicarlo en una entrevista de promoción cuando el periodista le preguntó qué significaba, dijo que era algo personal. Y sí, lo es. Lo que te provoca escuchar esas palabras cantadas por un coro de hombres y los territorios íntimos a los que te lleva Kurosawa en cada secuencia de esta película son algo privado. La película se puede compartir. Ese hilo invisible que te une a ella, no. Es lo que tiene el arte. Este hombre se merece un altar. Él sí que hace milagros.

1 comentario:

  1. Gracias por tu visita y por tus ánimos Maite. Tus visitas sí que son un placer. Igual que lo ha sido descubrir tu blog. Y sabes, no he visto la película, pero viendo el vídeo me ha alegrado descubrir que no estoy muerta.
    Un abrazo y millón de....
    Besos desde Estella.

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