El nuestro fue mínimo y casi espontáneo. Para los profesionales, una miseria, para nosotros, una tarde
Mar de espigas. |
Josep Maria, la nena y La Nena, pilgrims for one day. |
El Joe y la Rosa son els pares del Carles, el corredor de fondo, y del Josep Maria, el meu amic. Una pareja maravillosa que, recién estrenados los setenta, siguen queriéndose y mantienen un espíritu vital, curioso y viajero que otros no han conocido ni a los treinta. Ellos constituyen el apoyo logístico, con su coche recorren la distancia del Camino multiplicada por siete, recogiendo a su hijo de los finales de etapa y llevándolo a los comienzos, compartiendo con él comidas, cenas y relatos del día. El Josep Maria y La Nena, hermano y tía del deportista, se sumaron durante dos o tres días a la experiencia familiar, y la que suscribe se adhirió en la etapa de Estella, por aquello de enseñar un poco el lugar donde nació y descubrir ese camino que, de puro conocido, no había hecho en mi vida. Vuelta a los orígenes.
He de reconocer que durante esos 20 km. me sentí orgullosa de mi terruño, de los mares de trigo ondulantes, los puentes románicos, las amapolas que asomaban junto al camino, los lavaderos medievales, las fuentes y los hortelanos que te hablan gritando como si estuvieras a 500 metros de distancia cuando estás a 5. Siempre que miras tus parajes a través de otros ojos encuentras algo nuevo y mejor.
Tramo entre Villamayor de Monjardín y Los Arcos. |
Me lo dijo una chica colombiana con la que coincidimos en una cuesta arriba. Ella llevaba muletas y un ritmo costoso, casi arrastraba la pierna izquierda. 800 km. así. Otro peregrino de Montpellier y madre americana nos desveló el misterio en el siguiente pueblo. Había sufrido un accidente que le había dejado paralizada la mitad inferior del cuerpo. Tras un tiempo de rehabilitación se había lanzado al Camino de Santiago. Sí, 800 km.
A nosotros, las cuatro horas de paseo nos sirvieron para hablar de madres, de serlo y no serlo, de lo que han sufrido algunas de las nuestras y de lo poco que se les nota hoy -por eso saben disfrutar mejor-, de lo que hacen sufrir cuando los años pasan, de amores, parejas y peajes, de sueños perdidos y libertades encontradas, de los viajes que hicimos y los que haremos. Y también para libar antídotos contra la trascendencia, reírnos, bañarnos en fuentes del Medievo y después cenar rico todos juntos. ¡A por el siguiente tramo!
Ole, ole... y olé!!!
ResponderEliminarT'estimo.
JM