jueves, 23 de febrero de 2012

La Gran Operación

David Rodríguez


- Tú, Toro, a lo tuyo. ¡Céntrate! Ya te pillarás luego la play, ¡que pareces un puto crío!
- Venga, ¿qué?
- Que cojas el teléfono que te he pasado, llames y digas que nos preparen el pedido para esta tarde a última hora, a las siete y media. ¡Vamos, como el otro día!
- ¿Y tú que vas a hacer?
- Yo voy a alquilar la furgo, la grande que usamos la semana pasada. A las siete y media voy a Trapaga, donde vas a llamar ahora, ya lo tendrán todo preparado, cargo y del tirón me voy donde el Juli, llego a eso de las ocho y pico, en su calle ya habrán cerrado todo, descargamos rápido, chapamos el almacén, cobro la pasta ¡y aire!
- El otro día fue bien, ¿eh?
- El otro día fue de puta madre, Toro. Y hoy también. 4.500 eurazos que nos vamos a sacar con dos días de curro, ¿cómo te quedas, tío? ¡No has ganado tú eso en la cadena de montaje en tu vida!
- Ya, tío, Jairo... Pero como nos pillen... Que ya no somos menores, chaval...
- ¡Qué nos van a pillar ni pillar! ¿Prefieres volver a la fábrica o qué?
- Si pudiera sí, pero con ese jodido ERE... Está todo muy complicado, tío...
- Venga, venga... ¡No hay que venirse abajo, Toro! Cuando tengamos la pasta vamos a irnos a cenar tú y yo como unos señores y a darnos un buen fiestón. ¡Mañana mismo, que es jueves y habrá tema! ¡Ya verás!
- ¿Dónde está la tarjeta con el teléfono?
- ¡Ese es mi Toro! Toma, como la otra vez. Llamas y dices que eres este tío que pone aquí, muy profesional, le cuentas que pasará el transportista a recoger a las siete y media de esta tarde. Y ya. Cuando termine en lo de Juli te llamo, ¿vale? ¡Venga ese abrazo, joder!

Tras haber recibido una llamada de Trapagaran, dos coches de la Ertzaintza se encuentran aparcados en el patio trasero del edificio desde las seis y media de la tarde. Tres agentes se han escondido dentro. Un cuarto, el jefe del dispositivo, da las últimas indicaciones a un hombre de cincuentaytantos años, que se frota las manos nervioso contra las perneras de un buzo manchado de grasa. Faltan cinco minutos para las siete y media.

- Usted, tranquilo. Cuando aparque la furgoneta atiéndale, prepare el albarán y empiecen a cargar.
- De acuerdo, lo intentaré.

Una IVECO Daily blanca aparca marcha atrás con suavidad, Jairo se baja de un salto y camina resuelto hacia el hombre de cincuentaytantos años, sentado en una cabina acristalada junto a un ordenador y un flexo.

- ¡Aúpa! ¿Qué hay? Vengo a recoger el pedido que le hemos hecho esta mañana.
- Muy bien. Justo he terminado de rellenar el albarán. Toma, firma aquí y llamo a un compañero para ir cargando. ¡Aitor! Esa es la furgoneta.
- Le dejo aquí el boli. Espera, ya te abro yo las puertas. Lo hacemos entre los dos y así terminamos antes, que seguro que tú ya te quieres ir a casa también, ¿no, chaval?
- Pues sí, la verdad. Coge de ahí abajo, así puedes agarrarlos bien.
- ¡¡Todos quietos!! ¡¡Manos arriba!!

Jairo y el otro chaval se quedan paralizados. De pronto están rodeados por cuatro ertzainas.

- Dejad eso en el suelo.
- ¿¿Pero qué coño es esto??
- Venga, listo. Que ya sabemos quién eres. Que la semana pasada hiciste lo mismo en Getxo. Estás detenido.
- ¡¡Eh, eh!! ¡Que sé que tengo derechos, tío! ¡Sé que puedo hacer una llamada, y la voy a hacer!
- Nos gusta el cine americano, ¿eh? ¡Venga, llama!

Jairo saca desafiante un iphone del bolsillo del vaquero, da la espalda al ertzaina y se separa un par de metros.

- Vane, cariño...
- Yo también tengo ganas de verte, sí, escucha. Que lo del viaje a Las Vegas no va a poder ser el mes que viene.
- Sí, tu Jairo te lo había prometido, pero ahora no va a poder ser...
- ¿Cómo que no cumplo mis promesas? ¿Y la operación? ¿Quién le pagó la operación a su nena, eh?
- Escucha, Vane... Claro que te quiero...
- ¡Que me escuches te digo! ¡Que si te quieres casar de Dolly Parton, te casarás, joder! Algo se me ocurrirá. Habla con tu tío el abogado y dile que me llame, ¿has oído? ¡Que me llame!

Esa misma noche, sin poder dormirse, la Vane chatea inquieta con una amiga iluminada por la pantalla de su portátil mientras curiosea la última hora de la prensa local.
- No sé, Cristi... Este se ha metido en un lío...
- Mujer, te habría dicho algo, ¿no? ¡Ya lleváis ocho meses juntos!
- Cristi, tía... ¡¡Que lo acabo de encontrar!! ¡Qué fuerte, léete esto!

"Un joven de 24 años ha sido detenido en Trapagaran y otro de la misma edad imputado por su presunta participación en un delito de estafa. El arrestado y su cómplice, suplantando la identidad de otra persona, adquirieron neumáticos por valor de más de cuatro mil quinientos euros en dos talleres".

No hay comentarios:

Publicar un comentario